De acuerdo con el investigador del INTA, la cebada se presenta como la especie más promisoria con destino a la confección de ensilajes de planta entera, en comparación con otras especies como avena, triticale, centeno y trigo.
“De todos modos, es importante considerar la elección del cultivar dentro de la especie cebada, debido a que varía su composición química y morfológica lo cual influye en la digestibilidad de los nutrientes”, aseguró Moreyra.
“Ante la escasez de trabajos generados en el sudoeste bonaerense, nos propusimos analizar el silaje de planta entera de cebada y evaluar a su vez si las cebadas cerveceras (malteras), forrajeras (pastoriles) y graníferas son capaces de producir forraje de calidad de manera equivalente”, expresó Moreyra.
En este sentido, Moreyra y su equipo en conjunto con el grupo de Producción Animal de la EEA INTA Bordenave se centraron en estudiar la aptitud para ensilaje que poseen diferentes genotipos de cebada (Hordeum vulgare L.) mediante la determinación de la producción de biomasa, el análisis químico del silaje producido (microsilos) y el estudio de la composición morfológica de las plantas al momento del corte”, manifestó Moreyra.
Para el análisis se evaluaron seis cebadas graníferas (Sara INTA, 7302 INTA, Silera INTA, Josefina INTA y 2 líneas experimentales), tres cebadas pastoriles (Rayen INTA, Huilen INTA y Mariana INTA) y una cebada cervecera-maltera (Scarlett). El rendimiento promedio de materia seca por hectárea fue de 11.661 kilogramos, “un resultado más que aceptable para la especie, el momento de año y la región”, indicó Moreyra.
Las cebadas disponibles en el mercado tienen un potencial de producción de forraje a conservar de 14.000 kilos de materia seca por hectárea. Sin embargo, la diferencia entre cultivares pastoriles y graníferos o cerveceros radica principalmente en los parámetros de calidad.
“Si el sistema ganadero demanda volumen de forraje, se debe pensar en cultivares pastoriles; mientras que cuando el sistema requiere un mejor balance entre volumen de forraje y calidad, se deberán utilizar cultivares graníferos o cerveceros”, apuntó el investigador del INTA.
Luego de tres años de evaluación, se puede afirmar que los cultivares Sara INTA (inscripta en 2015) y Silera INTA (inscripta en 2016) serían los más promisorios para realizar ensilajes de alta calidad de planta entera, debido a que poseen el mejor balance entre rendimiento de forraje y calidad. Con estos cultivares los parámetros de calidad mejoran sensiblemente debido a la alta proporción de espigas que posee su biomasa aérea y porque poseen mejor relación hoja-tallo y espiga-tallo.
“Los resultados nos muestran la importancia que tiene elegir correctamente el cultivar a sembrar según el objetivo de interés y, por otro lado, los grandes avances que logró el INTA a través del mejoramiento genético en los últimos 10 años”, acentuó Moreyra.
Los cultivares Sara INTA y Silera INTA son comercializados mediante un convenio de vinculación tecnológica por las empresas Acopio Arequito S.A. y Seedar, respectivamente. Ambos poseen excelente adaptación a los más diversos ambientes de la Argentina, no requieren de un contrato con la industria maltera, tienen altísimo potencial productivo –para confeccionar reservas de forraje– y permiten abastecer la demanda del mercado de grano forrajero, si el cultivo es destinado a cosecha.