Frente a un cambio de tendencia en el consumo de carne y en las formas de comercialización, la Argentina debe convertir el contexto en oportunidad. Desde el INTA, destacan el potencial del sector para producir carne bovina con trazabilidad y garantías ambientales para dar respuesta a las demandas de los consumidores y exigencias de los mercados internacionales. Planificar desde el campo con ese enfoque comercial, la clave. Pautas de los especialistas para ganar mercados.
Con el objetivo de cubrir las necesidades del consumidor de una manera específica, surge el concepto de ganadería de segmentación. Así, la Argentina se destaca por su potencial para producir carne bovina de calidad diferencial con trazabilidad y garantías ambientales que dé respuesta a las exigencias de los mercados internacionales. Desde el INTA aseguran que se trata de una oportunidad para el país y acompañan al sector ganadero en la planificación desde el campo con ese enfoque comercial.
“Argentina debe apuntar a tener una ganadería de segmentos y posicionarse con cortes de carne con calidad y valor diferenciado que, puede ser de entre un 20 y un 30 % más”, aseguró Martin Giletta –especialista en agronegocios y alimentos, y jefe del Departamento de Economía y Estadísticas del INTA Manfredi, Córdoba–. En este sentido, no dudó en afirmar que “nuestro país tiene potencial para aprovechar la ventana de captura de valor que abrió el mercado y abastecer, así, esa demanda internacional”.
Según el especialista, “Europa se perfila hacia nuevas exigencias de la información confiable del producto y del proceso. Es decir, comprarán carne de calidad con trazabilidad y garantías ambientales”. Es que, según explicó, “el mercado europeo ya accede a los cortes de carne argentina de mayor calidad y valor, mediante la cuota Hilton. Esto ya es un segmento y un mercado maduro para la Argentina”.
Y dio un paso más al anticipar que “las nuevas generaciones de europeos van a seguir consumiendo esa carne, que ya valoran y conocen, pero con una capa de exigencia mayor. Ya no buscarán sólo atributos puros de calidad, como terneza, sabor y color, sino que exigirán aspectos vinculados a la disponibilidad de información y de trazabilidad del proceso productivo, con sello ambiental y un balance de carbono”.
Es más, reconoció que “si bien hoy en mercados como el de China se impone el volumen, en poco tiempo los mercados asiáticos van a exigir lo mismo que los europeos”.
Frente a este escenario, Giletta se mostró optimista y aseguró: “La regulación ambiental es una oportunidad para la Argentina, más que una amenaza”, al tiempo que reconoció que “están dadas las condiciones para que el país crezca en calidad, alineado a las demandas del mercado y a las tendencias de consumo”.
Para el especialista, “la clave está en lograr integrarse ahí con un sistema ganadero y planificar desde el campo con ese enfoque comercial”.