
Se trata de una enfermedad difícil de detectar con anticipación, ya que no causa síntomas de inmediato, retrasando el diagnóstico y llevando al paciente a una situación generalmente complicada o de difícil reversión. Este cáncer se desarrolla en la glándula localizada detrás del estómago y por delante de la columna. Al encontrarse ubicado en la cavidad retroperitoneal, una zona profunda del cuerpo, el diagnóstico suele darse en estadios demasiado avanzados, complicando la calidad de vida y la salud del paciente.
El tabaquismo es un gran factor de riesgo para el cáncer de páncreas, es aproximadamente el doble de alto en los fumadores que en las personas que nunca han fumado. Se estima que alrededor de 25% de los cánceres pancreáticos se deben al consumo de tabaco. En el caso del alcohol se ha demostrado que el consumo en exceso causa daño oxidativo a este órgano y puede provocar afecciones, como pancreatitis crónica, aumentando el riesgo de padecer cáncer pancreático.
Si bien ambos son factores de riesgo, en la mayoría de los casos, el riesgo de cáncer pancreático comienza a disminuir una vez que la persona deja de fumar o beber. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud 10 años después de dejar de fumar, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye hasta ser el 50% del de un fumador, y disminuye también el riesgo de cáncer de boca, de garganta, de esófago, de vejiga y de páncreas.
SEÑALES DE ALERTA
- Un signo de cáncer de páncreas es la diabetes, especialmente cuando ocurre con adelgazamiento, ictericia o dolor en la parte superior del abdomen que se extiende a la espalda.
- Otros de los síntomas pueden ser picazón, materia fecal que pierde su color u orina con una tonalidad oscura.
- Para personas con antecedentes familiares de cáncer de páncreas o quistes pancreáticos, hay algunas medidas que pueden ayudar a detectar la enfermedad en forma temprana.
- El exceso de peso (obesidad) también es un factor de riesgo para el cáncer pancreático. Las personas obesas tienen aproximadamente un 20% más de probabilidades de padecerlo.
Por lo general, las personas no presentan síntomas sino hasta que el cáncer ha crecido o ya se ha propagado a otros órganos, por lo que será vital estar atento a los cambios o señales que brinde el cuerpo, como así también llevar una vida saludable.