Se trata de un acuerdo conjunto entre el INTI y la Comisión Nacional de Energía Atómica que, a partir de la combinación de materiales, busca desarrollar un prototipo para el acopio de combustible gaseoso, que sea más ligero y eficiente. Se espera que en el futuro puedan incorporarse en la industria aeroespacial.
La articulación de los organismos tiende a buscar que eleven su resistencia a la corrosión, conserven alta impermeabilidad, adquieran mayor flexibilidad en el diseño y disminuyan notablemente su densidad, aspectos claves para su uso en sectores como el aeroespacial, automovilístico, energético y naval.
Para eso, el Departamento de Materiales Compuestos del INTI pondrá en común sus conocimientos en el estudio y aplicación de nanopartículas, y en la combinación óptima de estas con otros materiales de refuerzo.
En tanto, la División de Materiales Avanzados de la CNEA brindará su experiencia en la fabricación de componentes y en la caracterización mecánica, estructural y fisicoquímica de materiales compuestos, capacidad que fue aplicada anteriormente durante su participación en la producción de piezas para el satélite SAOCOM, a pedido de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
En este desafío que aporta a la transición energética hacia el uso de energías renovables, ambos institutos científico-tecnológicos contribuirán al desarrollo de las cadenas de producción de hidrógeno verde y a una agenda de trabajo alineada con otros proyectos del sistema público de ciencia y técnica nacional.
“La complementación de capacidades técnicas entre organismos de ciencia y tecnología es clave para fortalecer nuestra industria y, en este caso, sentar las bases de la transición energética en el transporte”, expresó Mayol.