El cáncer de mama es el tipo que más se destaca por afectar a 1 de cada 8 mujeres

El cáncer de mama es el tipo que más se destaca por afectar a 1 de cada 8 mujeres. Desde la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC) queremos resaltar que el autoexamen no es suficiente para detectarlo, por lo que es necesario realizar una visita médica periódica para recibir las recomendaciones pertinentes por parte de un profesional médico.

En Argentina, más de 22.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama por año y es el más frecuente entre hombres y mujeres. Este cáncer, por lo general, comienza como un tumor mamario, y luego puede comprometer los ganglios axilares de la región de la mama y finalmente puede afectar tejidos y órganos a distancia. Aunque se desconocen las causas que lo originan, algunos factores pueden aumentar el riesgo de contraerlo, como ser mayor de 50 años, tener antecedentes familiares de cáncer de mama, tratamientos previos con radioterapia dirigida al tórax, terapias de reemplazo hormonal, el sobrepeso, el sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol, entre otros. Estos son factores que se pueden evitar para disminuir los riesgos.

La Dra. Luciana D`Angelo, médica mastologa de LALCEC, asegura que “la detección temprana es fundamental. Es necesario realizar la visita médica periódica, en la cual se asesora a cada paciente y se la deriva a hacer los estudios pertinentes, como son la mamografía, una ecografía mamaria y, en los casos que lo requieran, una resonancia magnética y en casos seleccionados otros estudios de imágenes. Además, se aconseja la consulta al médico, de forma inmediata, frente a la auto-detección de un nódulo, masa mamaria o ganglios axilares aumentados de tamaño o un derrame por el pezón”.

Los avances tecnológicos y los permanentes descubrimientos de la medicina, han posibilitado la detección de diferentes subtipos de este cáncer, permitiendo que se desarrollen nuevos procedimientos terapéuticos, dirigidas a blancos moleculares específicos y la inclusión de la inmunoterapia en el caso de los denominados “triple negativos”. Esto significa que, con un buen seguimiento a través del examen anual, en conjunto con la tecnología y los avances científicos, son cada vez más las probabilidades de curarse de un cáncer de mama; más aún cuando se descubre de forma temprana, porque se accede a tratamientos menos invasivos.

“Una mamografía puede detectar este cáncer, aun cuando el nódulo todavía no es palpable o lo es mínimamente”, explica la Dra. D`Angelo continúa: “Algunos de los síntomas que pueden observarse son alteraciones detectables en un examen físico, como observar retracción del pezón, cambios en su textura y en el color de la piel, o lesiones descamativas en el pezón, entre otros”

Desde LALCEC, se recomienda que desde los 40 años las mujeres se realicen al menos una mamografía cada dos años, junto a un examen físico de las mamas por parte de un profesional de la salud. En los casos de las mujeres menores de 40 años deben consultar con su médico acerca de la conveniencia de hacer o no una mamografía.

Cada paciente tiene su propia experiencia de cómo afrontar el cáncer de mama. Varias son las emociones que pueden surgir durante el tratamiento, como el temor, la tristeza y el sentimiento de mucha incertidumbre. Aunque también hay mujeres que expresan aspectos resilientes a partir del diagnóstico. Por otro lado, algunas expresan cansancio físico y emocional, que puede estar asociado al deseo de terminar el tratamiento y a veces retomar actividades que fueron suspendidas desde el inicio del mismo. Además de los cambios en la imagen corporal, preocupaciones asociadas con cuestiones del ámbito familiar, principalmente en las mujeres jóvenes, así como el temor a la recaída.

Respecto a esta multiplicidad de emociones, la Lic. María Fernanda Montaña, coordinadora del Área Psicosocial de LALCEC, explica “la mejor manera de ayudar suele ser empatizar con la situación y preguntar cómo desea ser acompañada, escuchar. Mostrar disponibilidad y ajustarse a lo que la paciente requiera y exprese, puede ser una buena fórmula”, y agrega que “no hay que dar por supuesto preocupaciones o emociones, sino abrirse a conocer la experiencia de cada mujer y acompañar desde allí, en lo que ella desee y permita y a las posibilidades de la familia, afectos y/o cuidadores.”

Actualmente, también está comprobado el beneficio de ciertas intervenciones, como los talleres de oncoestetica, la práctica de mindfulness, la arteterapia, los grupos de apoyo, y la psicoterapia, que fortalecen y destacar aquellas herramientas que la mujer ya trae consigo; y que quizá ya ha utilizado en otros momentos adversos de su vida. Y a la vez, que brindan otras técnicas para vivenciar la enfermedad de la mejor forma posible.

 

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