Con un novedoso enfoque, investigadores de la Argentina, Brasil y UK estudiaron bordes de lotes agrícolas en Inglaterra y hallaron la mezcla de plantas que maximiza los servicios ecosistémicos positivos y minimiza los negativos para los cultivos. La herramienta ya se emplea en nuestro país.
Por: Pablo A. Roset
Gran parte de esa diversidad habita los bordes de los lotes productivos y es responsable de brindar muchos servicios ecosistémicos positivos y negativos a los cultivos.
En este sentido, un equipo de investigación de la Argentina, Brasil y el Reino Unido, empleando un enfoque de redes ecológicas, estableció en Inglaterra la combinación óptima de plantas capaz de potenciar los servicios ‘benéficos’ y minimizar los negativos para los cultivos. Con esta herramienta, buscan desarrollar manejos agrícolas ajustados a la Región Pampeana.
“Desde hace años que en un proyecto con investigadores e investigadoras de la Universidad de San Pablo, Brasil, y de Newcastle, Inglaterra, trabajamos para ‘sacarle el jugo’ a una herramienta muy potente, que es el enfoque de redes ecológicas. En términos generales, lo que permite este enfoque es entender la complejidad de los sistemas naturales, considerándolos como una gran ‘red de redes’ en la que, al igual que en Internet, hay muchísimos elementos que se interconectan y procesos que ocurren en simultáneo”, dijo Mariano Devoto, docente de la cátedra de Botánica General de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).
El primer trabajo de este grupo internacional, del cual Devoto es coautor, fue publicado en 2021 en la revista Journal of Applied Ecology, y se centró en encontrar la ‘mezcla’ óptima de especies vegetales que, desde los bordes de los lotes agrícolas, maximice los servicios ecosistémicos positivos (como la polinización o el control natural de plagas) y, a la vez, minimice los servicios negativos —o diservicios—, como mantener poblaciones de plagas dañinas para los cultivos.
“Este estudio se realizó en una típica granja del sureste de Inglaterra, y un poco ‘rompió’ la disciplina porque fue el primero en su tipo, con un enorme esfuerzo económico y humano. Se basó en un conjunto de datos impresionante que construyó durante años el grupo de la Dra. Jane Memmott, en la Universidad de Bristol, Inglaterra. En todos los ambientes de esa granja, muchas personas muestrearon semana a semana la fauna y la flora de los bordes. También registraron todas las interacciones posibles en las redes, como la polinización, la dispersión y la depredación de semillas o el control de herbívoros, entre otras”, detalló Devoto.
Y al respecto, añadió: “A pesar de ser teórico y exploratorio, este trabajo significó el primer paso para identificar la combinación de plantas que maximizaba los servicios positivos y minimizaba los diservicios. Obviamente, esos resultados son relevantes para ese lugar puntual en el sureste de Inglaterra. Sería importante llevar adelante este tipo de estudios con redes ecológicas en escalas mayores que permitan cierto grado de generalidad”.
Redes argentinas hasta el fin
Desde la FAUBA estamos empezando a usar un enfoque parecido al empleado en Inglaterra, trabajando en los bordes de lotes agrícolas en la Región Pampeana para determinar qué plantas aportan servicios o diservicios. “Investigamos desde varios ángulos y en varias escalas espaciales las redes de un tipo particular de conexión, que es la polinización. Estudiamos todas las plantas de los bordes de lotes y todos los insectos que vistan y se alimentan de esas flores, polinizándolas. Incluso, algunos de esos insectos a veces visitan los cultivos y los polinizan, ayudando a que aumenten los rendimientos”, puntualizó Mariano Devoto.
“También estudiamos aquellas plantas que además de ser visitadas por polinizadores son alimento de ciertas orugas que, llegado el caso, pueden entrar a los lotes y comerse las hojas de los cultivos. Incluso, también investigamos a los insectos parasitoides que atacan a esas orugas poniéndoles huevos que eclosionan dentro del insecto y lo destruyen por dentro, exactamente como en la película Alien”. Algunos de estos avances fueron publicados en Agriculture, Ecosystem & Environment.
Entre la teoría y la práctica
A Mariano le gustaría conseguir que tales espacios no sean vistos como un desperdicio de superficie o como fuentes de ‘cosas malas’, como malezas y plagas. A su juicio, si se mantienen los bordes de cultivos ‘sanos’, se evita que aparezcan malezas resistentes a herbicidas, y lo mismo sucede con las plagas. La aparición de resistencias es inevitable, pero se puede retrasar en gran medida si, junto con otras medidas de manejo, se deja de aplicar agroquímicos en los bordes de cultivo.