Mediante imágenes multiespectrales que se pueden obtener a través de un dron, el sector agrícola puede acceder a información que permite predecir el estado nutricional de un cultivo para alcanzar su potencial de rendimiento.
Se la conoce como la era del algoritmo, lo que implica un ordenamiento de operaciones sistemáticas para hallar la solución a un problema. La precisión llega de la mano de imágenes e índices que permiten orientar al productor para tomar decisiones más eficientes sobre los cultivos.
Fernando Scaramuzza –coordinador del Proyecto Agricultura de Precisión del INTA Manfredi, Córdoba afirma que los drones son “una de las herramientas más difundidas recientemente” que resultan útiles para determinar la variabilidad espacial en lotes de producción. Asimismo, constituyen una alternativa frente al uso de imágenes satelitales o sensores ópticos para el diagnóstico del estado nutricional de los cultivos.
“Estas herramientas pueden equiparse con distintos tipos de cámaras existiendo la posibilidad de obtener imágenes multiespectrales en las que el cultivo se refleja en distintas longitudes de onda”, especificó Scaramuzza.
Y agregó: “Con esas imágenes, se arma un mosaico donde el índice de vegetación diferencial normalizado (NDVI, por sus siglas en inglés) utilizados con el algoritmo OZU, permite predecir los estados nutricionales de los cultivos y determinar cuánto es lo que está faltando para alcanzar su potencial de rendimiento”.