Astrología: una cosmovisión ancestral que las nuevas generaciones resignifican en redes sociales

Con la dinámica propia que construyen las redes, su anti solemnidad y su velocidad para, de pronto, devenir en otras formas más perdurables que la fugacidad del clic, las voces que está dando la astrología de redes incluye nombres como los de Lu Gaitán, AstroMostra, Victor Leni y La Dalia.

Empujada por la dinámica expansiva de Internet, la astrología está reactivando en las redes sociales otras lecturas sobre ese lenguaje ancestral y si en su versión mediática carga la herencia de la predicción, esta emergencia de divulgadores e influencers, como Lu Gaitán o AstroMostra, traza recorridos más interesados en ser leídos como herramienta de autoconocimiento o forma de mirar y pensar el mundo, tanto en su dimensión subjetiva como social.

En un planeta cada vez más híbrido, los dogmas pierden la eficacia que mantenían separada cada cosa en su lugar. Cruzar, empalmar, reemplazar: la popularidad que viene ganando el campo de la astrología en las redes sociales y por ende en todo lo que las trasciende (libro, podcast, radio por internet) revela el componente versátil de ese lenguaje que representa mucho más que horóscopos semanales y signos del Zodiaco enlatados en etiquetas funcionales al sistema heteronormativo y capitalista: dinero, felicidad, amor, trabajo.

Con la dinámica propia que construyen las redes, su anti solemnidad y su velocidad para, de pronto, devenir en otras formas más perdurables que la fugacidad del clic, las voces que está dando la astrología de redes incluye nombres como los de Lu Gaitán, AstroMostra, Victor Leni y La Dalia. Hay muchos más: influencers, cuentas de memes y humoristas de los astros, como el famoso standupero del Zodiaco, Fede Cyrulnik que tiene más de un millón de seguidores.

¿Es esta amplia circulación de contenidos, al alcance de cualquier dispositivo, lo que explica el reencantamiento de la astrología más allá de su nicho de formación? Lo que se puede adelantar, como dice AstroMostra, es que “cada tiempo tiene sus astrólogos y tiene sus poetas”.

Si bien la futurología es solo una de las tantas capas posibles de sentido que cada cual y cada escuela o línea concibe -y eso lo tienen muy claro quienes están en contacto con la complejidad del estudio que articula planetas y signos del Zodiaco-, el acercamiento extendido a estos otros pliegues del campo astrológico abre el juego a nuevas audiencias y preguntas, dispuestas a maridarlo todo y colocarse por fuera de falsas dicotomías como la que fue sometida con la ciencia positivista.

Para entender históricamente de qué va la astrología un libro fundamental, que se publicó a fines del año pasado, es “Historias y claves de un lenguaje fascinante”, la investigación que escribieron a dos manos Leticia Pogoriles y Lucía Ángeles Ferreccio, en donde proponen un abc de la astrología occidental, dando cuenta de sus debates, sus líneas y lecturas, en el marco de un contexto histórico que va desde la Antigüedad cuando el cielo fue mirado por primera vez hasta el presente local o su auge con los feminismos.

Las autoras proponen hablar de “astrologías” en plural porque, como indican en el libro publicado por Paidós, “desde la Antigüedad hasta hoy, este estudio se fue expandiendo y nutriendo de otros campos del saber, como la astronomía, la psicología, la antropología (…). Lo que aúna esa complejidad es comprenderla como “lenguaje”. Un lenguaje que ellas definen como “vincular”. En astrología todo tiene que ver con todo porque todos los elementos son codependientes.

En diálogo con Télam, Gael Policano Rossi, conocido como AstroMostra, astrólogo, poeta, narrador, actor, ilustra: “Las personas pueden ir al médico, subirse a un auto de energía nuclear y que les tiren el tarot. Se pueden hacer convivir esas cosas porque es un punto de vista más que no reconfigura todo. Tenemos miles de pensamientos mágicos en nuestra cultura ¿Por qué no podría entrar una consulta oracular o una interpretación de un sueño?”, se pregunta y diferencia que “un problema es cuando la astrología satura tu mente y se cree que te puede dar todas las explicaciones”

Pero “así como el modelo basado en la predicción está caduco, la astrología también tiene que dejar caminar solo. Ahí la producción subjetiva tiene que ser clave porque la astrología no es una pedagogía de la vida, no es una ética. Es solamente un comentario sobre un punto de vista y eso le reviste su carácter poético y de asociación libre. La astrología no es doctrina ni religión, es para tener producción subjetiva: para soñar, jugar, asociar, abrir”.

Por su parte, Leticia Pogoriles, editora, periodista y fundadora de la librería Un día en Venus, especializada en textos de pensamientos, astrologías, tarot, filosofías, psicología, salud y mitologías, cree que la astrología “tiene esa posibilidad, la de ir con los tiempos y adaptarse, como nosotres, a lo que está pasando. Un ejemplo es justamente el salto tecnológico de los últimos años. Las redes son una forma actual de la democratización de este lenguaje, porque así lo interpretamos como un lenguaje que va tomando cauces e interpretaciones”.

Pogoriles destaca que “existe un arco amplísimo de voces” y después cada cual “se queda con quien se siente interpelado e identificado. El pensamiento posmoderno puso en crisis la racionalidad y habilitó la expresión de esas voces antes silenciadas de la astrología y de los saberes milenarios, quizás la astrología occidental fue y es bastante más asimilable que otros saberes que fueron eliminados de nuestra historia por el paradigma científico patriarcal y la Iglesia”.

En este punto, sugiere una reflexión: “Es interesante pensar en cómo la maquinaria capitalista hace de esto rápidamente un negocio. Pero no está alejado de casi todo lo que nos rodea. Está en una poder diferenciar el conocimiento genuino y enriquecedor de la venta de conceptos que no aportan o que puedan ser disciplinadores o vacuos. En ese sentido, muchos libros también son una llave fundamental para pensar y profundizar en la astrología. Hay gente que escribió hace dos días, gente que lo hizo hace 20 años, gente que escribió en los años 40 o en el Renacimiento. Y muchos son extraordinarios. Hay un archivo, un acervo impresionante de conocimiento, bastante al alcance de la mano”.

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