Identificar los lugares donde las langostas entierran sus huevos es fundamental para evitar su reproducción. Las langostas ponen sus huevos bajo la tierra, en unos depósitos alargados en las cuales suelen alojar más de 100 huevos cada una. Las langostas ocasionan daños comiendo las hojas, las flores, los frutos, las semillas, las cortezas o los brotes de las plantas.
Desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informan que para terminar con los huevos, se debe disturbar la superficie para exponerlos a predadores o dejar que se desequen, dar aviso de inmediato al organismo y realizar controles ante los primeros nacimientos, de no hacerlo, entre los 10 a 60 días se producirá la eclosión de las ninfas de langosta.
Las oviposiciones se efectúan en sectores del campo sin presencia de vegetales verdes, como claros en sembrados, bordes de caminos y cualquier otro terreno que posea como característica principal la compactación superficial y por debajo una textura suelta arenosa.
Es muy importante el monitoreo y georreferenciación de estos sitios de postura, de manera de identificar los lugares de nacimientos de langostas y poder realizar los controles tempranos de estadios ninfales, donde el insecto es más vulnerable a productos de bajo impacto ambiental. Las zonas de postura de huevos se identifican por la observación de la superficie del terreno con orificios claramente sectorizados.
A través de Alertas Senasa, una aplicación para celulares que permite al usuario tomar fotografías de la plaga y georreferenciarlas, puede establecerse una comunicación instantánea con los técnicos especializados.