La posibilidad de definir tratamientos de acuerdo al “microbioma” de cada persona o poder prescribir dietas basándose en biomarcadores individuales para evitar desarrollar algún tipo de enfermedad son dos de las futuras aplicaciones de las tecnologías “ómicas” que, según arriesgan en el Centro Tecnológico de Cataluña Eurecat, serán dominantes hacia 2030.
Las tecnologías “ómicas” reciben su nombre por las innovaciones en las aplicaciones científicas que trabajan, por ejemplo, sobre el genoma humano y que permiten el desarrollo de productos más eficientes, ligeros, duraderos y adaptados a cada perfil genético.
Desde Eurecat afirman que estas tecnologías serán, junto a la robótica, protagonistas en el 2018 y anticipan que serán dominantes hacia el 2030.
En este aspecto, el director científico de la institución, Lluís Arola, destaca que las tecnologías ómicas “ya son una realidad para diseñar productos adaptados a cada perfil genético y a segmentos de población como las personas con problemas de obesidad o con intolerancias, o las mujeres en periodo de lactancia y los mayores de 65 años”.
En declaraciones a EFE, Arola dijo que los observatorios de tendencias tecnológicas pronostican que para el 2030 “será más que probable desarrollar productos de acuerdo con el microbioma de cada persona o poder prescribir dietas basándose en cada perfil de biomarcadores para evitar desarrollar algún tipo de enfermedad”.
Por otra parte, la robótica cobrará impulso con desarrollos que ganen mayor autonomía y nuevas habilidades.
“Veremos robots más inteligentes, más rápidos, con más autonomía y, sobre todo, con nuevas habilidades”, en ámbitos diferentes al de la fabricación o el doméstico, como la agricultura, la medicina, la seguridad o el transporte, sostuvo la directora científica de Tecnologías Digitales de Eurecat, María Eugenia Fuenmayor.
En cuanto al coche autónomo y a los drones inteligentes, “este será el año en que empezaremos a verlos recorrer calles y volar en espacios públicos, ya que se han aprobado y actualizado normativas de uso que lo permitirán”, apuntó la investigadora.
En el caso de las aplicaciones industriales, las fábricas “aumentarán sus capacidades con la robótica colaborativa, los drones irán diversificando sus aplicaciones civiles y la inteligencia artificial cada vez será más accesible en los dispositivos cotidianos” gracias al progresivo despliegue del Internet de las cosas, vaticinó el director científico de Tecnologías Industriales, Ricard Jiménez.
Según Jiménez, la computación cuántica, las interfaces cerebro-computadora, los robots inteligentes e Internet de las cosas están en “fase de expectación inicial creciente”.
Mientras que, consideró, el aprendizaje profundo (deep learning), el aprendizaje automático (machine learning), el ‘blockchain’ (cadena de bloques) y los vehículos autónomos se sitúan dentro del “pico de máxima expectación”.